Compré los vuelos a Berlín por que me motivó un influencer muy conocido que es anónimo e ingenioso y decodifica clichés sociales a modo de saludo o reverencia irónica.
A todas esas personas Hijos e Hijas del Techno.
Un saludo
Berlin Hostels
A finales de septiembre de 2021 llegué a Berlín con una mochila de 65 litros y unos cuantos ahorros para probar suerte, como los antiguos emigrantes. Siguiendo, «sin querer» la tradición de mi árbol genealógico, llegué a la ciudad y me hospedé en el primer hostel en el barrio de Mitte.
Se dice que las primeras impresiones son las buenas. Hay que estar al loro con la intuición en los primeros contactos con las ciudades a donde una se muda. Los meses de septiembre y octubre fueron los más divertidos; vivir en hostels, conocer a gente, pasear la ciudad y salir de fiesta por primera vez en los clubes de Berlín. ¡Qué emoción!
No sabía ni una palabra de alemán, NI UNA. Ni siquiera sabía como decir «hallo» xD. Al principio de la experiencia, solo tenía oídos para el Techno. Durante esos meses viví el éxtasis en mi cuerpo, eran octubre y noviembre. Aún no conocía la burocracia y tras una rondita curiosa de albergues, conseguí una habitación en casa de una nena muy linda por dos meses. Yo optimista, claro, no sabía la que me esperaba, ni cuantas mudanzas me quedaban, pero pa’ eso abriré un capítulo entero.
Cuando tengo miedo de hacer cosas me imagino a mi yo del futuro, a una abuelita que mira al pasado y relativiza todas las preocupaciones de Fau. Esos ojos de sabiduría de la gente mayor me miran a través de la paradoja del tiempo.
Memorias de un período de hostels
KitKat Club y los gallumbos desgastados
En uno de los hostels de Mitte, conocí a mi colega Cuno. Una de esas noches fuimos a tomar unas birras y se nos calentó un poco el pico. Lo pasamos genial charlando y tomando birras en un Kneipe (un pub para los alemanes) la mar de animado. Le dije a Cuno: oye, ¿y si salimos un poco? En seguida me confirmó:
—¡Por supuesto! ¡Vayamos al KitKat! Vamos al hostel, necesito un par de horas para arreglarme.
No voy a mentir cuando digo que me sorprendí ante esas «dos horas para arreglarme».
—¡Todo bien! Veré que tengo por ahí, tengo entendido que al KitKat hay que ir sexy, de lo contrario, podemos tener problemas para entrar ¿verdad? —añadí.
—Seguro que encuentras el outfit perfecto —me dijo Cuno ultra sonriente y confiado.
Dos horas más tarde nos encontramos en la entrada del hostel. No reconocía a Cuno. Ya no era un hombre, ahora era una mujer. Una hermosa, sexy y atractiva mujer preparada para una noche de Techno y despelote en la sala KitKat. Cuno se desenvuelve naturalmente en una identidad conocida como género fluido.
Se nos unieron un par de amigos más del hostel: un chico noruego y un argentino. Tomamos el metro hasta Janowitz Brücke e hicimos la cola. Todo parecía marchar bien. En la puerta nos pararon y fuimos pasando, pero uno de los chicos, el argentino, poco experimentado en clubes y fiestas locas, fue detenido por el seguridad.
—¿Qué llevas debajo de eso? —le pregunta el portero con curiosidad.
—Pues... ropa... y .... mis calzoncillos... —contestó el chaval.
—Ok. Esto es KitKat, esta fiesta es fetichista, LGTBI+ friendly y existe un código de vestimenta. Si quieres pasar, tienes que quitarte todo, dejarlo en el guardarropa y quedarte en calzones.
JAJAJAJA
Me río por que el chaval se quedó de piedra y sin tener idea de que eso pasaría (cosa que le advertimos yendo hacia el club), se quitó toda su ropita el pobre y se quedó con los calzoncillos que llevaba, no elegidos para la ocasión, sencillamente: unos boxers de dibujitos pegados a sus nalgas y a mi recordar, un poco desgastados JAJAJAJA. ¡Muy tierno!
El chaval pasó vergüenza 1 minuto. Allí dentro no se apreciaba bien la calidad de las telas. La gente iba sexy, semidesnuda o con atuendos fetichistas. Todos, todas y todes bailaban Techno como robots berlineses y el respeto y la comunidad nos unía en una danza de tolerancia y buen rollo.
¡La fiesta fue la «poya»! lol
KitKat Club en Berlín, es un famoso club nocturno conocido por sus fiestas temáticas, eventos extravagantes y la aceptación de diversas y libres expresiones de la sexualidad.
La fiesta se llamaba Simbiótika. El género musical: Hard Techno y Trance.
Nos lo pasamos «teta», la verdad :P
Los demás detalles los dejo en secreto para que cada cual, interesado, interesada o interesade lo descubra: se ponga bien sexy, haga la cola y se entregue a una noche de bailes techneros para soltar juicios y vivir una experiencia liberadora.
Berlín: Un lugar para ser tu misma
Berlín es un lugar para el placer, el trabajo bien considerado, la cultura, el arte, la filantropía y la unidad en su mayor diversidad. Amo esta ciudad, aunque es el lugar más duro donde he vivido. Ciudad complicada en aspectos de clima, idioma, burocracia y adaptación social, pero cuando alguien algo quiere o algo ama, lo demás es un proceso que se lleva como sea para adelante.
La ciudad me ha cuidado y acogido desde el primer día, por supuesto, que como la ley hermética de correspondencia, todo es un dar y recibir y yo siempre estuve al pie del cañón con cada fase a superar y con los nuevos escenarios, aprendiendo y creciendo.
Me encanta Berlín y su gente alemana. Me gusta que se sea directa y democrática. Mi percepción de la gente aquí:
- Tímidos, silenciosos e hiper respetuosos. También metódicos, quizás me cuesta más en términos de vínculos sociales, pero cuando empatizas bien con los seres de Alemania, no hay nadie más cute que uno de ellos. Lo que se dice se es. Por tanto, una vez te ganas su confianza, todo es justicia y asertividad.
Aquí toda iniciativa es respetada, y sobre todo, todo proyecto artístico. Te puedes dejar llevar con tus ideas creativas por que existe una sensibilidad en el ambiente y se valora el arte.
El alemán como idioma
Un mes después de estar por estas tierras empecé a aprender alemán, primero sola y luego en escuelas. La primera palabra que aprendí después de «hallo» fue: «auf Wiedersehen» ¿Tiene sentido no? Así dicen los alemanes «adiós» o «chao». Recuerdo flipar en colores con eso, pero ahora, la verdad, que disfruto muchísimo pronunciando esas locuras de fonemas y casi tengo un B2.
A mi cuarto idioma, le perdí el miedo y sea como fuere lo único que me importa es comunicarme. Soy una fetichista de idiomas, está claro que eso ayuda.
Tienes más dinero que Alemania
En Alemania siempre tengo dinero. Cuando pierdo o gasto, encuentro o gano. Es una ecuación alemana y matemáticamente perfecta que traduce sin fisuras la Ley del Dar y Recibir. Y con ello, la Ley del Karma, como decía mi primo: Kiya tu ya eres alemana.
Mi primo es mi ángel de la guarda en Berlín. Es berlinés, chiclanero y mexicano. Es el hijo de una prima de mi madre, de la parte de familia materna de mi abuela que emigraron a Berlín hace una pila de años. Aquí nos conocimos y hemos cultivado una amistad basada en el apoyo mutuo, la generosidad, la tertulia y las carcajadas a decibelios prohibidos para este país.
El sonido de Berlín
El Techno me trajo aquí. En Berlín, no solo por el alemán pero también por la elegancia y finura de la Electrónica, puedo decir que oigo un mundo nuevo. Oigo Techno, Minimal House y Trance de calidad, y oigo gritos de alegría en cada bombo y cada agudo. Amo la movida berlinesa, aunque realmente, ahora la música la escucho en casa y en el club donde trabajo, pues las fiestas fueron épicas al principio de mi estancia. Esos momentos de recién llegada a la ciudad son únicos, pues una tiene tiempo de salir a explorar. Más tarde, te haces alemana y te vuelves «workaholic», solitaria y burócrata.
Lo que está claro, es que ya no tengo que estar «mendigando Techno». Cuando tengo ganas, ahí está. Como cuando te apetece un museo y vives en París. En el pasado me moría de la curiosidad por entender los géneros de la Electrónica y necesitaba saber que era cada cosa para amarla con sensatez. Por eso vine con la lección estudiada. Durante los años previos a Berlín, leí los libros de Loops 1 y Loops 2 «Una historia de la Música Electrónica en el siglo XX y XI», 600 páginas cada uno, con sus listas de Spotify para identificar los géneros y descubrir increíbles temazos que no encontrarás fácilmente en otro lugar.
Paul Kalkbrenner
Train
Melodic Techno
Aquí puedo hablar con los Hijos e Hijas del EDM y compartir música y sensaciones. Aunque es cierto que la aventura del proceso migratorio me ha dejado en segundo plano mi faceta de DJ, ahora que ya estoy más establecida, es el momento de comprar unos buenos altavoces y poner «sobre la mesa» todos esos temas que dan banda sonora a la experiencia berlinesa y a un pasado de fiestas y exploración electrónica.
Me he olvidado del olor de la que me follé en el baño de un garito borracho en Berlín, escuchando un techno que me hacia empujarla como un animal, música del infierno que sonará el día de mi funeral
C Tangana, Demasiadas mujeres
Que interesante es leerte...me encanta .soy tu fans!!
Cada vez que te leo tengo más claro que para aprender a vivir hay que saber ser valiente, hacer con miedo y dudas y sobre todo tener los ojos abiertos para ver lo que quieres tocar de todo lo que te rodea.
Admiro tu camino y lo aplaudo. Celebro que Berlín sea el hogar que deseas ahora, y con esto por delante, que venga lo que tenga que venir. Qué gusto leer y descubrir tu(s) historia(s).