Hace poco, en una tiendita toda típica de Chiclana de la calle la Plaza, revelé, después de casi un año, mis fotos de la cámara roja.
Esta cámara analógica estilo retro, la compré en una tienda de antigüedades de Berlín en torno octubre de 2023, concretamente en la Schlesisches Tor, en el barrio de Kreuzberg, a escasos metros del Club der Visonäre.
Lo chulo de las cámaras analógicas, es que nos hacen cultivar la paciencia sin mucho esfuerzo: hasta que no están todas, no podemos revelarlas y hasta entonces, tampoco verlas. También nos hace fijar en los detalles y seleccionar los momentos con criterio, de esa forma, obtenemos algo así como «fotos conscientes».
La cámara roja es un elemento ideal para invocar la presencia.
RESISTENCIA ANTES DE RENDICIÓN
Recuerdos velados
sobre una piel curtida
nómada y femenina
que en un cerebro flasheado
en plena sinapsis y bucles
sin filtro ni dirección
ahogaban las memorias
de un sueño lúcido.
Turbiedad en el espejo
sí reflejaban
como en mi cara
el color de la desazón
y de la esperanza tóxica.
Estas son las fotos de mi última etapa en Berlín, entre mudanzas y confusión. La poquita energía que quedaba para asimilar la despedida, fue disparada con la cámara roja.
Y así sonaban.