Este año, es el primero en tres, en el que no tengo que mudarme el 31 de diciembre. Y más aún, siendo mis compis de piso mis queridas mamá y hermana. Esta vez, empiezo el año con calor de hogar, el que siempre me refugió.
A mediados de diciembre, estuve en Berlín para una semanita en la casa de mi tierna amiga Renata. Ella fue una de mis compis de piso al principio de mi aventura en Berlín. Esa persona me caló desde las redes sociales y me ofreció vivir con ella en un piso compartido con mucho amor. La vida, incluso en los momentos chungos, siempre tiene algo de magia, pues suceden cosas de rebote: el efecto mariposa.
Gracias a la situación, conocí a una de las personas más importantes de mi vida: Mi Reni.
La Hija del Techno & DJ Total
Jam Sorora y Sonora | Berlín Friedrichshain
House Music & Techno House
Todos los años me he tenido que mudar por estas fechas, y con ello, tres navidades de supervivencia.
Este post refleja una vida que vivimos muchas de nosotras. Una vida nómada, donde la sed por conocer, recorrer, aprender y crear parece de película. Como buena película, también tiene su tantito de drama. Y es que no corren tiempos fáciles para las trotamundos amantes de las ciudades. El capitalismo, en su máximo frenesí, nos lo está poniendo difícil con la búsqueda de nuestro hogar y eso nos trae confusión... ¿Somos guays o estamos locas? ¿Somos aventureras o sin techo? Pues de todo un poco. Lo que está claro, es que somos expertas en mudanzas.
Desde la casita que le alquilaron a mi amiga Renata estos últimos meses del 2024, escribo este post que lleva harto tiempo siendo idea. He recopilado fotitos de todos mis movimientos en Berlín a lo largo de estos años, con todas las que alguna vez fueron mis casitas, y textos reflexivos que me permitían aparcar el tema por varios minutos.
En este vídeo he recopilado fotos de todas las casitas y barrios donde viví en Berlín.
La búsqueda
En 2011, cuando hacía mi intercambio en Santiago de Chile, mi amigo Nacho, que era ingeniero de caminos, se planteaba la idea de vivir en Alemania.
-¡Ya hay que tener ganas de irse a vivir Alemania! ¡Que aprendan ellos español! – le contesté yo con un terremoto (bebida alcohólica clásica chilena) en la mano y con 25 grados navideños en los poros.
Y es que nunca podemos decir «de este agua no beberé», pues luego probamos dos veces el agua con gas y a la tercera nos encanta. Al final bebí de la cultura berlinesa y aún tengo sed de más.
También me dije, hace unos siete años cuando vivía en Madrid, que nunca volvería a una ciudad donde fuera difícil encontrar casa. Esos pensamientos se olvidan, y tras un encierro por pandemia, me vine a vivir la experiencia más hard-core. Y aunque esto es un mal sistémico, es también una llamada a la consciencia colectiva.
En el total de los años alemanes, apliqué a más de 2000 pisos por internet (compartidos y no compartidos) y dormido en 17 colchones distintos, de los cuales fueron de 7 casas temporales, 6 de hostels y 4 de colegas. Búsqueda por internet, por boca a boca, anuncios en el super...
¡Hasta me hice una camiseta propagandística en el club!
Entre mudanzas
Durante todo el tiempo de entremudanzas, tuve que practicar la resiliencia, intentando encontrar el verdadero hogar en mi corazón, en Anahata. En Berlín, muy pocas personas ofrecen estancias largas. Las que tienen contrato de alquileres, están haciendo de una necesidad un negocio.
En cada casita donde viví, decoré los espacios con mis cosas, colocaba la ropita con ilusión y creaba la atmósfera que me haría sentir segura, hasta que llegaba la hora de marchar.
Pincha aquí para ver sus obras.
Mis aprendizajes crecían, pero mis esperanzas se endurecían con cada nueva mudanza. Cuando ya alcanzaba mi propio Feng-shui, era la hora de desmontarlo todo. Eso me recuerda muchísimo a una escena del documental Baraka, donde los monjes practican el desapego haciendo y deshaciendo mandalas. En mi caso, haciendo y deshaciendo maletas, pero con un sufrimiento que no experimentan los seres iluminados.
Me mudaba una y otra vez. Algunas veces jabata, otras tantas con ira y cansancio. Toda esta ridiculez nos está creando un trauma a los Millenials.
¡Organización!
Distribuir todo por categorías y reconocer cada movimiento de tiestos, fue clave para el «quitaponismo».
Me siento como una burguesa-vagabunda en medio del caos que tiene miedo de vivir debajo del puente. Espero que en sus muros pueda colgar mis títulos universitarios.
A continuación, compartiré una colección de los textos que escribía durante estos períodos de mudanzas. Escribir me servía para verme a mí por dentro y desahogarme.
Textos a una mudanza
Histeria | Abril 2022
Obviamente, el cuerpo habla, y cada mañana me levanto con un estrés inconmensurable. Vibro en estado de alerta. Se me complica el disfrute y el desarrollo entusiasta del resto de actividades, esas que también son esenciales en mi vida y mis propósitos.
Llevo una temporada de yincana de tareas sin valor añadido. Hace tiempo que no hago yoga o que medito sin preocuparme por la tarea que viene después. Mi cuerpo me pide calorcito, cocinar cosas ricas, leer, contemplar y no hacer ‘’nada’’.
Pero la ciudad me exige y yo me exijo el doble.
Debo hacer una parada mental para abrazar la sincronicidad del universo, incluso en las circunstancias más adversas. Por supuesto, miro hacia atrás y no me arrepiento de nada. Gracias a esta situación he aterrizado en lugares donde me guardo experiencias y personas dentro de mi corazón.
A veces crisis de fe. Siento que las leyes universales del dar y recibir o del karma, están ahí, resistiéndose y refugiándose es su razón más orgánica de existir. Sin embargo, el sistema trata de manipularlas, de ir en su contra, y las soborna, de manera que el período de floración e impacto de las mismas se resiente y se alarga.
Sinceramente y después de todo, creo que estas leyes universales son más poderosas que cualquier escenario social, político y económico, pues explica la verdadera razón de la vida, y la naturaleza siempre gana.
La carga | Diciembre 2022
Me siento tranquila cuando ya he organizado todas mis cosas. Tanto movimiento me pone más fácil prescindir de objetos y ropas que ya no me laten. El filtro para soltar es menos exigente. Siempre hago dos o tres revisiones previas, y normalmente, cuando una prenda me habla con matices un poco negativos, no llega a semifinales.
Economía circular para la moda de Berlín.
Cojo-suelto-cojo-suelto.
Las cargas que transportamos en la espalda nos agotan. Para darme cuenta de que los pensamientos intrusivos son imaginarios, pienso en personas que lo viven desde la aceptación. Me gusta pensar como llevaría esto Muko. Muko lleva también toda la vida haciendo y deshaciendo maletas. Nunca lo vi en estado de alarma. El estrés que acarrea una mudanza, ya es suficiente. Añadirle más dolor es opcional.
¿Lo es?
Muchas llaves y pocas nueces | Diciembre 2022
Segundas navidades de mudanzas. No tengo casa definitiva, pero tengo las llaves de donde duermo durante estos días, las llaves de donde llega mi correo y las llaves de casa de Alex, donde dormiré estos meses mientras el viaja.
Para todo esto, me voy a poner un technazo que me haga entender la dureza de la vida, como el Hard Techno. En lo oscuro hay información.
El año que viví 12 meses en la misma casa | Enero 2023
Janitor, el conserje, es como el papá Noel. Real físicamente. Cuando lo vi y me enseñó la casita, sentí que era mi regalo de Navidad. Me han hecho un contrato de un año, no es renovable, pero es un año.
Esto es una carta de gratitud a mi hogar más estable. No puedo explicar la paz que tengo interiormente y como me levanto cada mañana. Es temprano y experimento una energía rebosante. Quiero hacer millones de cosas sin ningún tipo de pereza. Y es que estaba gastando las reservas de energías buscando casa, luego no tenía fuerzas para inspirarme artísticamente o sentarme frente al libro de alemán a declinar. Lo hacía, pero con un nudo en el estómago.
Estoy enormemente creciendo desde dentro y me siento cada día a un paso menos de esa paz, de esa ecuanimidad. Siento el pecho libre, como suavito. Es terciopelo.
Los cordones | Noviembre 2023
Hago un paralelismo con la búsqueda y los cordones de los zapatos. Antes de salir de casa los atamos fuertes, y estos se van deshaciendo al andar. Hay un momento en el que tenemos que agacharnos para anudarlos de nuevo. Pero siempre en movimiento, esquivando nuestros propios tropezones. Como unos cordones, no puedo estar siempre fuerte y apretada, hay un momento que se aflojan. Trato de ir aceptando la realidad y buscar la serenidad.
Evalúo el despilfarro de energía cuando voy a contracorriente. No paro cada día de estudiar el mercado y estar pendiente al teléfono. Pienso que llevo mucho tiempo en esto, pero el asunto está complicado y el entorno es cada día más competitivo. Esta urgencia me hace sentir que soy la CEO de un empresa internacional: emails, documentos, llamadas, formularios, traducciones, una cabeza cuadrada y un humor de perros.
Estrés, prisa, cuenta atrás. Una y otra vez.
La duda es no | Enero 2023
Entro en conflicto con la intuición y la toma de decisiones. Cuando trato de buscar una casa, busco un espacio de seguridad con una compañía agradable. A veces la intuición me responde un claro NO. Me siento mal porque me creo exigente y demasiado idílica.
La intuición es la más poderosa herramienta, y aunque a veces entro en conflicto entre miedo y duda, sigo sintiendo que no hay nada más real que ese vuelco. Esa emoción estomacal me ha ido llevando de forma honesta a los lugares y a las personas con las que tenía que coincidir.
Menos Drama y más Bass, para sobrevivir a la Technocracia en un mundo without a House to rent